Así comienza... Sunny


Los protagonistas de este manga viven en un orfanato. Allí además hay un coche en la puerta, donde juegan ellos dentro, al que llaman Sunny y donde pasará gran parte de la acción de este manga. Nada más comenzar vemos cómo llega un nuevo habitante al lugar, y capítulo a capítulo iremos conociendo poco a poco a los personajes que lo pueblan, desde los más pequeños y gamberros, a los más creciditos y sensatos.

El autor además de contar el día a día de estas personas, juega con la imaginación de los niños y saltamos de los juegos de los niños en el Sunny a la realidad continuamente, una realidad que, de esa forma que muy pocos mangakas consiguen hacerla interesante, nos atrapará hasta cuando los personajes simplemente dicen que se han sacado un moco o se han comido una hormiga.

Personalmente, Taiyo Matsumoto es uno de mis mangakas preferidos que descubrí gracias al manga de Tekkonkinkreet hace ya unos cuantos años y que posteriormente tuve la oportunidad de hacerme al día con Takemitsu Zamurai (y mira que estuvo veces en hiatus por parte de Glénat), y es un autor especial para mí. Sé que no es un mangaka popular (y oh dio, me cago en todo cada vez que me acuerdo que estuvo en el Salón de Barcelona un año que sí fui y no coincidí allí para conseguir la firma), ya sea por sus temáticas o por su más que característico dibujo, que parece hecho en plan collage, pero que logra transmitir tanto con sus escenas, las caras y gestos, las frases... 

Repito, un gran manga pero que entiendo que sea para un público muy minoritario. Me encanta y quiero más. Y son sólo 6 tomos (el precio es algo elevado). Gracias ECC por recuperar a este mangaka.

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